domingo, 28 de septiembre de 2008

Asesinos silenciosos: el engaño de los molinos

ARTÍCULO PUBLICADO EN "El Cantón de Anguita". Visítalo y deja tus comentarios!
No hay cosa menos misteriosa que el descubrir dónde ha habido hace poco una fiesta. Las calles encharcadas de orines, los vasos, ya sin gota de calimocho, rotos por las esquinas, algún que otro vidrio hecho añicos y, cómo no, gomas, gomitas y botellines de cerveza, que en vez de suciedad, en un cercano otrora tuvieron líquido para la alegría. Esas son las calles de Madrid después de San Isidro, de la Barcelona post-Mercé, o la Pamplona sin San Fermines… desgraciadamente, también es una estampa común en Anguita, particularmente en dos fechas señaladas por el calendario. El hombre no repara en el sigilo. Toda estancia suya deja algún resto, sea sucio o inmaterial, excedente o putrefacto. Llegados a este punto, quisiera proponer una reflexión. Según sabemos, a nuestras mascotas no les debemos poner demasiado para comer, pues se empachan; no acaban de comprender los resultados de sus actos. El hombre, pudiendo ver las consecuencias de sus eventuales actuaciones, acostumbra a empacharse igualmente. Cambiando de registro, que no de lugar geográfico, podría decirse algo semejante en referencia a los controvertidos molinos de viento. El antiguo Común de Medinaceli está siendo depredado por las, por lo demás etéreas, empresas energéticas. Páramos de alta montaña, donde acaso a uno sólo se le ocurriera acudir a por hierbas y setas, acontecen lugares explotables, en los que poder sacar alguna rentabilidad económica. ¿Por qué no dar vida a pueblos muertos?, dirán algunos. Porque la milagrosa resurrección sólo la practicó Cristo, y aún así lo dudo. Pueblos necesitados de cariño se dejan prostituir por falsas promesas. Muchos ven en los molinos sucedáneos de pozos petrolíferos. La verdad es bien distinta. Dentro de un haz de políticas encaminadas al incremento español de la producción energética, destaca el apoyo dado a las conocidas como “energías renovables”. No haremos referencia a lo selectivo de las energías mareomotrices, hidráulicas y geotérmicas, tampoco a lo caro de la energía solar, y su sempiterna dependencia del, no tan abundante, silíceo. En lo que a nuestro tema se refiere, la energía eólica tiene un coste de 1.000 Euros por kW de potencia instalada, aproximadamente (variable desde 1250 €/kW para máquinas con una unos 147 kW de potencia, hasta 880 €/kW para máquinas de 600 kW), teniendo una vida útil de sólo 20 años. Buitres, águilas, murciélagos, avutardas y demás especies que mueren con el impacto de las aspas (van a cerca de 200 km/hora, en condiciones normales) no parecen tenerse en cuenta cuando de analizar esta, dudosamente milagrosa, alternativa se trata. ¡Qué las aves vigilen por dónde vuelan! Claro. ¿Nadie se dio cuenta de que donde hay viento hay molinos, y que las corrientes son el “autopista” por donde vuelan las grandes aves? Si bien existen proyectos interesantes como son la construcción de molinos en el mar, donde el viento es más constante, cierto es que se trata de una energía, que menos en España, no está cumpliendo con sus mejores perspectivas. De hecho, Holanda, Reino Unido o Alemania ya han puesto fin a su auge, dado que no acaban con la dependencia energética de otras fuentes como el carbón, el petróleo, y sobre todo, la energía nuclear. En California, una de las regiones piloto en lo que a su instalación se refiere, se están abandonando, y en Noruega se tienen indicios, más que evidentes, de que los molinos de viento son la causa primordial de la cuasi total extinción de una de las aves más majestuosas que pueda encontrarse en el mundo: el pigargo europeo (o águila marina). No es necesario ir tan lejos. Existen pueblos en Cantabria que tienen heridas sus montañas. Cadáveres de la minería que señalan dónde antes se generó riqueza, pueblos con algún porvenir y autoestima. Quisiera no ver lo mismo en Maranchón, Luzón o Mazarete, tampoco en Esteras o La Muela. Si pensamos bien bien cuál es la riqueza que reparan estas bestias metálicas, nos acordaremos de las fiestas de las primeras letras, único “regalo” que reciben los pueblos como contrapartida a la venta de su orgullo. Definitivamente, el hombre sigue equiparándose a su mascota, sólo que pudiendo mirar el reloj, analizar el porvenir de los tiempos, sigue gritando el “Carpe Diem” y haciendo estropicios, donde antes deben hacerse serias reflexiones.
* Sobre las medidas tomadas en los diferentes países:
Fotos:
1) Es Milà Wind farm, Menorca. de MontanNito, Permission is granted to copy, distribute and/or modify this document under the terms of the GNU Free Documentation License, Version 1.2 or any later version published by the Free Software Foundation; with no Invariant Sections, no Front-Cover Texts, and no Back-Cover Texts. A copy of the license is included in the section entitled "GNU Free Documentation License".
2) Buitres leonados matados por un molino en Navarra - cortesía de la asociación navarreña GURELUR - http://www.gurelur.org/.

miércoles, 24 de septiembre de 2008

Una fruta para un mapache

El mapache de la linda cola vivía entre los mangles de hojas sempiternas y melancólicas a los que la humedad en la hojarasca daba un toque de misterio naturalmente pomposo. Curiosamente, en aquel ecosistema, el mapache tenía alimento abundante: pececillos estrellados, salmones de los mil mares y alguna que otra anguila serpenteante formaban una dieta rica y suficiente. El agua de las copiosas torrenteras era lo único cambiante en la rutina del hábitat; al mapache sólo quedaba medrar y dormir como principales ocupaciones del cuasi triste opositor. Sauces, tekas o plataneras le parecían siempre semejantes, insensible como era a cualquier estímulo externo: el mapache se debía a su oficio, a su vocación forzada de monótona vida orlada de lamentos eventuales. Un buen día en el cual el tiempo no pasaba, descubrió entre la espesura algo que le llamó la atención, un motivo de ruptura en su rutina que le animó la curiosidad. Como un niño a la hora del recreo, se acercó y acarició la corteza de aquel árbol; era una especie que vulneraba la regla, atacando con alevosía lo monótono de la jornada. El mapache trepó, y aunque prefería la carne, en aquel momento le pareció apropiado buscar algo distinto. La belleza del árbol le llamaba a trepar por sus ramas para acariciar aquel infrecuente y gigantesco matorral conociendo así sus misterios y, sobre todo, para descubrir la razón del porqué no había reparado antes en él. De repente, allá en lo alto, divisó otra vez aquel extraño, solitario y excelso fruto que parecía acariciar los cielos: era curioso, pues al mapache no le había costado percatarse; vio aquella fruta a la primera y sin embargo, no se había decidido a seguir. El mapache de la linda cola imaginó entonces el sabor que tendría tan bendita fruta. Pensaba en lo que encerraba su fructífera coraza y como era posible que de aquel enorme árbol hubiera podido surgir tal diamante del propio seno de la madre Naturaleza. Prendado como estaba de su belleza, de lo original de sus formas y contornos o de su posible contenido, dulce y alegórico como un espejo de la vida, el mapache contempló la fruta hasta quedarse dormido. Así una, y otra vez. El mapache durmió y contempló. No se atrevió a secuestrar aquella fruta para sí, ni tampoco importunar la mole de hojas que le servían de sustento, ni seguir trepando por aquel árbol, autor de la joya singular como titánico obrero digno de cualquier alabanza. Su alma se la llevó el tiempo poco a poco: al buscar su propia felicidad fue víctima de la contingencia mediante un final trágico. De ese modo, el mapache murió de hambre para sacrificándose en el altar de la diosa Belleza: rendía así el mapache homenaje a la causa y al producto, sin poder determinar donde empezaba lo excelso de lo uno para poder determinar el beneficio de lo otro. El mapache de la linda cola decidió regalar su vida como ofrenda a ambas, a la madre Naturaleza y a la fruta como hija de ella. Pues todo buen final tiene valioso principio.
Felicidades Mercedes
Imagen: " The raccoon Molly searching for food at a lakeshore", Author=Gaby Müller, Permission is granted to copy, distribute and/or modify this document under the terms of the GNU Free Documentation License, Version 1.2 or any later version published by the Free Software Foundation; with no Invariant Sections, no Front-Cover Texts, and no Back-Cover Texts. A copy of the license is included in the section entitled "GNU Free Documentation License".

jueves, 18 de septiembre de 2008

El caso de Brasilia

Lo que Brasilia representa en mi concepto es el triunfo del hombre moderno sobre la naturaleza (un triunfo que puede deparar una sorpresa). En Río, las alturas y las aguas son de la naturaleza; en Brasilia son la obra del hombre. Las alturas son edificios, no montañas; las aguas son un lago artificial, no el mar. El hombre decidió construir en este lugar una nueva ciudad capital en un estilo nuevo. Antes aquí, no había habido nada humano, absolutamente nada sobre lo cual se pudiera construir algo. Todo debió ser comenzado desde cero. (…) Las primitivas ciudades del hombre surgieron gradual y naturalmente de una economía agrícola que puede haber sido varias veces milenarias antes de que diera origen a algo urbano. Brasilia no es así. (…) La creación de Brasilia es una acto de autoafirmación humana que es un acontecimiento en la historia de la humanidad (…)”.

Arnold Toynbee, “Entre el Maule y el Amazonas” (1967)

Las mejores clases son aquéllas que jamás son esperadas. Lecciones que da la vida sin previo aviso, gráciles y bienaventurados acontecimientos que nos alegran el devenir, reparando sapiencial beneficio y mejores ideas para lo venidero. El blog da pie a estos "eventos". En mi caso, bien pudiera decirse que la probabilidad de su acaecimiento es totalmente proporcional a los sabios comentarios dejados en los posts. Precisamente gracias a un magistral consejo bloggiano recaí en este gran autor. ¡Gracias Variopaint!, ¡aquí está mi tributo!

Algo que me gusta de Toynbee es lo "eterno" de sus textos. Fragmentos como el que arriba se transcribe (de los años 60), bien pudieran haber sido publicados en el diario de la mañana, con total actualidad y rastro de sangre nueva. De hecho, no hay muchas dudas de que, en lo que a la prensa actual se refiere, la perversión de lo efímero gobierna aquello donde debiera haber más verdades duraderas. Curiosamente, aupando la inteligencia de quienes me hacen de mentores, es precisamente el "diseño inteligente" aquello que debe descartarse, ser exiliado de nuestro pensamiento, borrado en nuestra escala de posibilidades, y más aún, de opciones.

Firmemente, creo que la Evolución comparte “fenómenos” con el Urbanismo. La tendencia hacia el Caos que se ve en lo natural tiene su contrareflejo en lo “racional” de lo definitivamente humano. Pensémos en Río. Pese a no haberlo visitado, alcanzo a ver muchas similitudes con otras megaurbes como Estambul, Londres, Madrid o Barcelona. Centros congestionados, desigualdades, barrios construidos sin orden, y en el caso de Río, trozos de selva entre el asfalto y ciudades eternas de favelas y demás monumentos a la miseria. Prima facie, la joven capital del país, Brasilia, bien pudiera parecernos otro cosa.

Como dijera Toynbee, se trata de un binomio ejemplar, un ejemplo clave del éxito del planeamiento urbanístico frente a la naturaleza. Donde antes no hubo nada (o al menos nada artificial), se levanta la capital, próspera, de un gran país emergente, potencia en expansión de poder e intereses. Brasilia comenzó a construirse en 1956 (por orden del Presidente Juscelino Kubitschek), hoy cuenta con más de dos millones de habitantes. Comparte con urbes como Canberra o Putrajaya (nueva capital administrativa de Malasia), el haber salido de la nada para ocupar el trono de la capitalidad estatal. En este caso de un gran país de inmensas perspectivas. Sin embargo, conforme se hace mayor la monumentalidad de Brasilia, también se va asemejando, cada día más, a la antigua capital de Río de Janeiro. La naturaleza no es producto de una creación divina, mucho menos de un diseño inteligente. Río de Janeiro nos lo demuestra, Brasilia nos lo está demostrando.

Por más que el hombre intenta organizar, clasificar, y “racionalizar” todo aquello que produce, la feroz bestia natural no admite doma. El Azar se idéntica con ella, vence los miedos e impera caóticamente. Río es “racionalizable”, sólo y exclusivamente en la medida en que el hombre pueda contener las fluctuaciones de la existencia no intervenida. Por más que Brasilia saliera del plano, se convertirá en una ciudad sujeta a una misma ley, la del Caos, única reina y soberana, en el Cielo, como también en la Tierra. ¿Caer de brazos cruzados? ¿Reconocer al Caos como el único futuro, el inevitable? ¡Nada de eso!, precisamente es el "orden" lo que identifica a nuestra especie. Sólo tiene cabida en nuestra mente, pero de nosotros depende su influencia en un medio hostil, y por definición, cambiante. Planificar el desorden, urbanizar sabiendo dónde...

Primera imagen: Juscelino Kubitschek Bridge (Ponte Juscelino Kubitschek), originally posted to Flickr as ponte JK. This file is licensed under Creative Commons Attribution 2.0 License.

Segunda imagen: Public domain, based on image from www.dominiopublico.gov.br U.S. Dept. of State and edited by Felipe Micaroni Lalli

domingo, 14 de septiembre de 2008

Una breve historia del alcohol

“Dale bebida fuerte a él, que está a punto de perecer, y dales vino a ellos, que se hacen los valientes. Déjale beber y olvidar su pobreza, y abandonar para siempre su miseria”.
“Libro de los Proverbios”, Antiguo Testamento
¿Una defensa del consumo de alcohol en la propia Biblia? Seguramente muchos de ustedes ya hayan sondeado la posibilidad de excomulgarme, pensado que sufro de un laicismo aquejado, o simplemente, que este artículo comentará algún pasaje, jocosamente, del eventualmente “sagrado” texto. Nada más lejos de mi propósito.
Tal y como nos denota el fragmento arriba reproducido, otrora el papel del alcohol fue otro que aquél que en la actualidad tiene. Cierto es que el agua dulce era igualmente inexcusable para la dieta humana que hoy en día, sin embargo, a la vez que maná, en muchas, demasiadas, ocasiones constituía fuente de enfermedades, y correlativamente, de pandemias y demás causas de muerte. El alcohol, desde tiempos remotos, se alzó como “aqua vitae”, genial solución con la que evitar los microorganismos del agua contaminada.
Con la lectura del genial artículo de Bert L. Vallee (de la Facultad de Medicina de la Universidad de Harvard), publicado en el ejemplar de agosto de 1998 de Scientific American, uno se empapa de sabias reflexiones acerca de cuál ha sido el papel del alcohol a lo largo del devenir de la especie humana. El Dr. Vallee hace referencia a múltiples textos bíblicos y griegos, apreciando una rígida constante, la falta de referencias al agua en sus textos. En consonancia con ello, por poner dos claros ejemplos, el mismísimo Hipócrates defendía al vino como uno de los mejores remedios contra las dolencias agudas o crónicas, mientras que la archiconocida Escuela de Medicina de Alejandría apoyaba el uso médico del alcohol. Definitivamente, no sólo el agua no es la misma con el paso del tiempo, sino que el “agua de la vida” también ha cambiado con el paso de los tiempos.
Parte del papel de alcohol como sucedáneo del agua, a la vez que sustancia excitante y de recreo, se vería relevado por la llegada al Viejo Continente de productos como el cacao, el té o el café. Fue precisamente éste quien puso en jaque a la economía prusiana, motivando las memorables palabras de Federico el Grande que aquí transcribimos: “Es repugnante reparar en el aumento de café consumido por mis súbditos, y la cantidad de dinero que, por este motivo, sale del país. Todo el mundo toma café; hay que acabar con esa costumbre. Su Majestad fue criado con cerveza, y así lo fueron también sus antepasados y oficiales. Muchas han sido las batallas guerreadas y ganadas por soldados vigorizados con cerveza, y el Rey no cree poder confiar en soldaditos que toman café para afrontar las adversidades en el supuesto de otra guerra”.
¡Que nadie llegue a equívocos! Federico el Grande, como gran parte de los europeos, utilizó el alcohol como sucedáneo del agua potable, de la forma ya comentada, sin embargo, no podemos dejar de recordar que precisamente la cerveza es un producto que, elaborado artesanalmente (sin perversión), es rico en nutrientes al proceder de la cebada (o de otros productos igualmente consistentes). Los egípcios y los habitantes de Mesopotamia (“Albor de la Civilización”) ya la utilizaron, y de hecho, se guardan tablillas cuneiformes en su defensa, quizá ayudando a crear una concepción hacia el alcohol que se plasmó en el mismísimo Antiguo Testamento.
Siguiendo con nuestro tema, un estereotipo generalizado es el de la presunta “ebriedad genética” que aquejan pueblos como el Ruso o el Polaco. Nada más lejos de la realidad, el “alcolismo” patrio no es tal sino, meramente, una técnica de supervivencia con la que soportar las gélidas temperaturas invernales, y desde luego, para asegurar la potabilidad de los líquidos que entraban en el organismo. Paradigmáticamente, el buen vodka depende de la pureza del agua (sea ésta de pozo o, incluso, de glaciar) más que del fermento que le sirve de base (por lo general centeno, cáscara de patata o trigo). Quién sabe si por ello el propio término “vodka” viene a significar: “agüita”. ¿Defensa del alcolismo? Nada más lejos de mi objetivo.
El profesor Vallee continúa hablándonos del porqué el alcohol llegó a ser considerado como un “agente patológico”, dejando de ser agua, o “agüita”, de vida. Antes de prohibirlo su religión, los musulmanes experimentaron con las bebidas alcohólicas. De hecho, algunas de las regiones que conquistaron eran ricas en vid, y por ello, no fue de extrañar que no pudieran soportar la tentación de probar el agua angelical. Probando y probando, inventaron el proceso de la destilación (gracias al invento del alambique). Este mecanismo, funesto en términos históricos, sería el culpable de que el grado de alcohol (con tope en un 16% en circunstancias naturales de fermentación) llegara hasta lo topes que hoy conocemos.
Con los tiempos modernos, y el auge de la técnica y la industria, el alcohol continuó su proceso de perversión, potenciándose, en buena parte, por culpa de los avances en materia de prevención y tratamiento de las aguas para consumo humano. Dejó de ser un sustitutivo “médico” del agua, potencialmente contaminada) para ser un sustituto del agua, un cruel mercader experto en mutar la sed por droga... ¿Tendrá un nuevo papel el alcohol en el futuro?

viernes, 12 de septiembre de 2008

Corcel para bohemios: el viaje nocturno de Zalakin

Zalakin se acurrucó en su lecho, en lo pasivo de ser víctima del regocijo más placentero. Acaso cuál mapache, cuál lirón en supremo sueño; su pequeña choza de mangle bailaba al son de las húmedas gotas de madrugada. El Sol hacía tiempo que deambulaba por el submundo, jugando entre los ajuares de la visible Luna. Noche cerrada digna para el sueño, lluvia de telón, fantasía por teatro.

Dejando su mundo y hábitat, Zalakin no soñaba con ningún manglar o ciénaga. Su mundo eventual eran los cielos, yendo montado en un ser plano y bondadoso, una manta de los mil y un vientos. El suave tacto del cartilaginoso, le sabía a maternal sábana. Su equilibrio en el pseudo corcel le recordaba el calor de su almohada. Todo era como en sueño, pero pareciendo despierto. Él y su fantasía, el pez volador y el héroe de los cielos montado en sus lomos, sirviendo a su nueva historia, aquí escrita, en él imaginada.

Las fantasías sufren de sucesos, de golpes, azares e infortunios. Cuál regla química, su densidad (o concentración) separa al sueño de la pesadilla, dos hermanadas caras, para un infinito número de trayectos. Zalakin escogió, como no podía ser de otra manera, uno propio. De hecho, la manta le recordaba a uno de sus más preciados seres, también al “instrumento” que le guarecía aquella fresca noche, en un mismo momento, en la otra dimensión, la realidad distante.

Un sueño muchas veces es tanto recuerdo como meditación, reflexión, e incluso, premonición. A Zalakin se le aparecieron todos sus miedos mientras volaba montado en la fiera. Pensó en lo duro de la existencia, en cómo había encontrado un reposo en sueño, para no encontrar, por el momento, relajación severa en el suelo terreno... Pensaba que todo sería bonito si siempre fuera “montar en manta”. Reflexionó sobre cuán contradictorio es anteponer, a veces, saber a trabajo, laborioso a bohemio. Se dio cuenta de que el descanso es un mismo correlato del estar cansado, una consecuencia del esfuerzo. ¿Cómo pensar, dentro de un mundo hostil? ¿Cómo decir que el bien fue de sabios? Volar en manta le recordaba a tocar la sábana. Dormir a la intemperie de la buenaventura, aún sopesando la entrada en posada de La Estrella. ¿Egoísmo frente al porvenir de los suyos? ¿Soñar sin estar cansado, descansar pudiendo estar despierto?

La manta volaba sin rumbo fijo, sólo se movía entre las nubes del infinito. Soñaba con ser libre, poder experimentar qué era no tener deber, motivación o juramento. Fantasía abría sus puertas y deseaba al infante una reflexión, una escritura de media noche, un beso placentero de la Luna, un cálido ajustes de espaldas con el padre Sol, verdadero tirano de los cielos, desde el amanecer.

Abrió un ojo para contemplar la pared de su estancia con el otro, pensando asustado, asimilando la verdad del nuevo sueño. Zalakin despertó cual húmedo infortunio, se había rota el sueño, el despertador matutino le mostraba el rayo que le hizo sentirse siervo. ¿Cuál Dios puede ser merecedor de mayor honra, que aquél que no le dejó a Zalakin poder seguir montado en la mágica manta? ¿Qué infortunio más profano hay que separarse del lecho? ¿Cuánto egoísmo comporta la salida, cuán necesario es dar un pie al frente, decirse a uno mismo cuál es su semejanza con Zalakin, sentirse útil en realidad, para soñar dormido, y poder despertar bohemio...

lunes, 8 de septiembre de 2008

Huertos salobres, sueños con Salicornia

Para un opositor, tiene mucha dificultad el poder seguir, con cierta disciplina y regularidad, sus “obligaciones bloggianas” (nexo de férreo sinalagma). Escribir con la oportunidad, o como diría Picasso, cuando la inspiración te pilla trabajando, en mi caso, pensando-descansando, es una opción (guardando los artículos en el disco duro, para como en este caso, ser publicados cuando sea pertinente, y ya falten en el blog nuevos reportajes y meditaciones). Hoy les haré una curiosa confesión. Es una gran experiencia releer textos que te parecieron “ásperos” y complicados cuando eras un infante. El cambio neuronal producido por tu contínuo aprendizaje te hace reparar en detalles que otrora te resultaron sin importancia alguna, pongamos como ejemplo el tema de hoy.

Sin haber caído antes en ello, una de las mayores “minas” en las que poder encontrar temas sobre los que escribir y reflexionar, son las viejas revistas archivadas en sus respectivos estuches, siempre polvorientas, y en no pocas ocasiones, menospreciadas. Inspecciono mis antiguas “Scientific American” y me encuentro con textos de potencial consumo. Obviamente, el interés que ponga en uno u otro dependerá de la idea subyacente que pretendan tratar, y no hay lugar a dudas de que, en los tiempos que corren, el tema del agua dulce potable es algo que nos interesa y compete a todos.

“Riego con agua del mar” de Edward P. Glenn, J. Jed Brown y James W. O'Leary (Scientific American, Octubre de 1998) es uno de los artículos que más me llaman la atención. Según informan estos investigadores, es posible cultivar vegetales tolerantes al agua del mar, no sólo en tanto que salinas verduras con las que compaginar nuestra dieta sino que también, primordialmente, como forraje para los animales. Proyectos pilotos realizados en países como México, Emiratos Árabes, Arabia Saudí e India han permitido a los científicos llegar a la conclusión de que el rendimiento de especies como la Salicornia, pueden llegar a producir unos rendimientos equiparables a los más productivos vegetales (1,7 kilogramos por metro cuadrado de biomasa total y 0,2 kilogramos por metro cuadrado, de semillas de aceite).

La Salicornia, planta con la que los investigadores, arriba citados, han obtenido los mejores resultados, son plantas que normalmente medran en marismas costeras, teniendo, por naturaleza, una encomiable capacidad para prosperar en aguas salobres. Sus tallos pueden ser comidos por el ganado, mientras que sus semillas son aptas para la elaboración de aceite (con sabor parecido a los frutos secos). Sin embargo, esta especie en cuestión también tiene sus inconvenientes.

La idea inicial, intuida, con total seguridad, por buena parte de los que leen estas líneas, era la de explotar este tipo de cultivo en regiones desérticas, sin embargo, existe el problema de que la planta en cuestión, la Salicornia, no rinde tanto en regiones tropicales como en otros lugares de clima más templado. Experimentos llevados a cabo en la Patagonia (Argentina) han demostrado que la Salicornia ambigua, oriunda de esas latitudes, es ideal para la extracción de pienso para cordero. De hecho, experimentos llevados a cabo en el lugar (y publicados en la web de “Diario del Fin del Mundo”) han demostrado que la carne de los corderos que se han alimentado de esta planta, es de mejor calidad (con un 30% menos de grasas y más de proteínas) que la normal, pudiendo acontecer un nuevo recurso para esta región del globo (quién sabe si para subministrar alimento a los, cada día más frecuentes, ferryes que van hacia la Antártida cargados de turistas).

Es cierto que el ganado que se alimenta con este tipo de cultivos requiere abrevar más con la finalidad de compensar el exceso de sales; sin embargo, igualmente cierto es que, aún así, hay margen para el ahorro de agua, dado que buena parte del despilfarro de agua potable realizado por nuestra sociedad es más en cultivos que para uso particular (desde WWF/Adena se ha llegado a afirmar que para el caso de España, “el «despilfarro» de agua en la agricultura excedentaria equivale a lo que consumirían al año 16 millones de españoles”).

Que cada cual tenga sus sueños, y haga sus cálculos y maquinaciones, de lo que no hay duda es de que el mar aún tiene recursos para explotar, y que con su agua, son muchas las cosas que aún pueden llevarse a cabo, para nuestro bien y el del conjunto del Planeta Tierra.

Cuadro primero: obra de Fattori, Giovanni

viernes, 5 de septiembre de 2008

El más tierno principio

Corría el año 2000, y mi tierna juventud estaba cubierta por la más radical de las melancolías. Los primeros exámenes serios, las matemáticas de 3º de ESO, los análisis sintácticos y las recensiones de novelas, por lo general fofas y de calidad dudosa, convertían a ese curso en especial, el inicio de la nueva Vida, el descubrimiento de que el iter vital, después de todo, ¡comenzaba a ir en serio!. Las experiencias vitales se multiplicaban, todo era aprender materias y vida. Uno coge por esas edades sus primeras convicciones políticas, filosóficas, y acaso también existenciales. Se empieza a descubrir lo más ignotos reductos del saber maduro, del sexo, del quehacer diario y, cómo no, del dinero. Tercero de Secundaria no fue para mí un curso cualquiera. La tristeza de mi eventual psique del momento cogió premio en el auge de mis notas. Comprendí qué era el esfuerzo, obsesionándome con las letras, en tanto que flotador mediante las cuales poder sacar “algo” de provecho venidero. Fue en ese curso cuando se me marcaron las reflexiones de Lázaro, el verdadero significado de “medrar” y la admiración por las epopeyas vitales más heroicas, fueran del Cid o narradas en la Ilíada. Sin embargo, y ante todo, fue en ese curso cuando hice uno de mis descubrimientos vitales más importantes. Mi primer contacto con la literatura, mi primer encuentro con mi pasión, en aquel entonces, oculta. Doña Dolores Larrosa, profesora que deseo mencionar, por ser para mí anfitriona en saber y eterna dinamitera de mis más pasional afición, me propuso participar, con una poesía compuesta para un ejercicio de clase, en el Certamen de Sant Jordi (IES VILATZARA) de aquel año. Yo no es que me atreviera demasiado... pero el apoyo familiar y un “qué se yo” interno me hizo intentarlo. Gracias al Divino, o quién sabe a cuál de los imaginarios siervos de la déspota Fortuna, el concurso lo gané, versando mi primer poesía de la siguiente manera: El pajarico Pájaro, pajarico, ¿Qué cantas hoy con tu piquito? Mañana y noche, mediodía y tarde, canta el pajarico, sin ser cobarde. ¡Hagamos una orquesta! El urogallo con la guitarra, el tambor para el gorrión, las maracas para el gallo, la lavandera y su acordeón. Canario y jilguero, que canten, y al mal espanten. Llega la primavera, y las aves ponen, en la encina, y en su vecina, la sabina. Los polluelos nacen, comen, pian, y crecen. El miedo y la inseguridad, la indecisión y la necesidad, hacen al pájaro, pajarico, introducido a cantar, por primera vez, volar. El pájaro, pajarico, pió, cantó y voló, el pajaro, pajarico se formó. Asi pronto, el pájaro, pajarico, seguirá cantando con su piquito. Junto con esta poesía, cuatro más le sirvieron de fieles escuderas. Una en particular, sería publicada posteriormente en la revista "Biología": El jilguero Pilulin, Pilulin, el jilguero cantó, pilulin, pilulin, el jilguero habló. Raya negro y cuerpo marrón, luce el jilguero, con el arte de un camaleón. Negro sincero y rojo hermoso, luce el jilguero, sin ser vergonzoso. Llega la primavera, y el jilguero con su madroño, a su hembra espera, como si fuera el otoño. Canta en un pino, en una encina, en un olmo, o en una sabina. A su hembra cortejó, y en un pino, con ella anidó. Pilulin, Pilulin, el jilguero cantó, pilulin, pilulin, el jilguero crió. No hay ni qué decir que los textos, ahora, acontecen un poco “primitivos”, o cuanto menos, “ruborizantes”. Sin embargo, ¿verdad que es bonito poder guardar tus primeros textos, “algo serios”, de niño? Recordar tus inicios en esto de la Literatura, sea buena, o en más ocasiones, barata...
  • Primera pintura: "Русский: Всюду жизнь" cuadro de Nikolaj Alexandrowitsch Jaroschenko
  • Segunda pintura: "The goldfinch" de Carel Fabritius (1622-1654)

    miércoles, 3 de septiembre de 2008

    La increíble y triste historia de un ciervo llamado David

    Tiene cuernos de ciervo, cuello de camello, cabeza de caballo, patas de vaca... y cola de asno”. Así describe una antigua leyenda china al protagonista de este artículo. Si hay algún animal con una historia algo más que superlativamente peculiar ese es el ciervo del padre David (Elaphurus davidianus). Experimentado un receso personal, el animal en cuestión es un clásico en lo que a mí respecta. Recuerdo haberlo contemplado durante, mis antaño frecuentes, visitas al
     zoológico de Barcelona. Era uno de esos animales a los que ya ibas a visitar sabiendo en qué recinto podías encontrarlo (¿cerca de los elefantes y las jirafas, quizá?). La verdad es que el nombre me resultaba curioso, y, no se sabe bien bien por qué, lo asociaba a los renos de Santa Claus, ¡por más que éste fuera Nicolás y no David!
    El ciervo del padre David está extinto en libertad. Los ejemplares que quedan son descendientes de un mismo tronco, y por lo que parece, hasta el momento no han aquejado problemas genéticos por lo corto de su estirpe. Salvados de la desaparición total, el cérvido es un sobreviviente en demasía, un auténtico todoterreno intertemporal, capaz de salir, mínimamente victorioso, delas más variopintas peripecias.
    Los zoólogos opinan que jamás dispuso de un ámbito de distribución demasiado extenso. Su constitución parece indicar que habitaba terrenos pantanosos, que con su conversión en arrozales, fueron quitados a sus antiguos “propietarios”. El último ejemplar salvaje se cree que fue cazado cerca del mar Amarillo, sin embargo, todos los ciervos del padre David actuales proceden de la manada que medraba en los paradisíacos jardines de caza del Emperador chino. Según se tiene constancia, Jean Pierre Armand David, sacerdote francés y miembro de la Congregación de la Misión (fundada por San Vicente de Paúl), fue el encargado de descubrir a Occidente la especie (haciendo lo mismo con el propio Panda Gigante). Gracias a ello, el animal recibiría tal apellido, pese a no ser ésta la mayor curiosidad que a la especie rodea... Contra la intervención extranjera en China estalló, a finales del siglo XIX, una rebelión a gran escala cuyo objetivo no era otro que “limpiar” al gigante asiático de extranjeros o simpatizantes (fueran éstos cristianos o mercaderes). Entre otros sucesos, durante el conflicto se ocuparon los jardines privados de caza del Emperador, alimentándose los saqueadores de los pocos individuos que habían sobrevivido a las copiosas inundaciones del año 1895. La “tragicomedia” de este animal no quedó ahí.
    Sorprendido con el hallazgo de una nueva, y espectacular, especie, Monseñor David intentó llevarse unos ejemplares del animal a Francia (permiso que se le concedería al embajador 
    francés, no sin grandes problemas). Cuando llegaron las trágicas noticias del destino de los individuos chinos, se tomó la decisión de trasladar algunos ejemplares al futuro “Safari Park de Woburn”, propiedad del peculiar Duque de Bedford. Durante la II Guerra Mundial, una vez más, los ciervos debieron soportar los bombardeos, sin perjuicio de que llegaran a salvarse, dando un nuevo empujón a la supervivencia de la especie.
    Quién sabe si el sacerdote bendijo a la especie, el caso es que el ciervo del padre David (o Milú, como también se le conoce) bien se merece una reflexión, de especial seriedad científica. Más allá de lo curioso de sus “peripecias” como especie, o de la misteriosa facilidad que tiene para reproducirse desde la endogamia, la más inquietante paradoja que me connota el animal es la de reflexionar acerca de cuál es su “estatus”, ¿podemos hablar de una especie “viva”, es un fósil viviente, o simplemente, una especie extinta que se ha conservado en algunos lugares, virtud de la acción humana?
    Desde la extinción el ciervo a corrido un largo camino. Ahora “abunda” en reservas y parques de todos los continentes, habiendo salido de su limitado ecosistema chino a una salvación, a priori, asegurada. Me pregunto si las razones que nos han llevado a conservar la especie, no son más que un ejemplo de cómo el hombre puede hacer grandes cosas para la naturaleza. Pese a todo, existe una cuestión, un tanto fantasiosa, que me viene a la cabeza. ¿Qué “estatus”, acaso jurídico, tendría el mamut si se consiguiera “clonarlo”? ¿Sería una especie salvada del olvido, por el hombre, un tanto asimilable a nuestro ciervo? ¿Haber salvado al ciervo, por más que el hombre fuere una de las causas de su declive (quizás la principal) no es haber jugado a ser Dios de una forma semejante a como lo sería “resucitando especies”? A mi ver, no hay experimentos científicos que deban ser prohibidos, sino es porque puedan causar daños a los de nuestra propia especie. Para cuándo el hombre rescatará especies del pasado no se sabe, pero por el momento ya le hemos robado una especie más al olvido futuro...

    lunes, 1 de septiembre de 2008

    Manifiestos, promesas y reflexiones de medianoche

    Defenderé la biodiversidad, toda la fauna y flora, de cualquier forma que me sea posible, aun sobreponiendo las personas y sus legítimas expectativas vitales a ello. Prometo defender un Cambio Climático justo que no prive a los países subdesarrollados de un futuro mejor. No seguiré ninguna campaña representada por alguien que cambió la Casa Blanca por la hipocresía. No defenderé la libertad de etnias y pueblos, sin preguntar antes al indio si quiere ir al cine o a la universidad, ver el fútbol o jugar a la play-station. No antepondré los perros a los niños, ni sus excrementos a la libertad de circulación. Defenderé la energía nuclear, siempre que sea una alternativa a los molinos que estropean el monte. No compraré más best-sellers que los de confianza, ni haré ascos a autores que no sean anglosajones. Gastaré como quiera y pueda, gastándolo en lo que libremente no me haya sido “publicitado”. Confiaré en quien no me demuestre lo contrario, no perdonando a quien me haga ser desconfiado. No hablaré de modales ni de reglas morales, mientras explote a un congénere de mi especie. Disfrutaré de desnudos libres y de una vida sin tabús sexuales, no negando, disfrutando, o aprobando la prostitución, la lacra de tantas mujeres forzadas y objeto de las mafias. No declaré a España como potencia mundial, mientras dentro suyo vivan personas que no saben lo que es vivir en libertad, pero sí vivir acobardadas. No criticaré que la lengua anglosajona se conozco por inglés, y no por americano, si al español le sigo conociendo por castellano. No defenderé la “Paz Mundial”, ni fumaré mariguana, tampoco me haré vegetariano, y, desde luego, no tendré quince perros... y dejaré que mi abuelo fallezca solitario en un asilo tétrico y en el olvido. Jamás antepondré mis derechos a los de mis hijos y nietos. Hablaré cualquier serie de ruidos, usaré cualquier dialecto, siempre que me comuniqué con quien quiero, y no tenga ánimo de discriminar al resto. No antepondré Franco a Companys, ni Companys a ningún otro político, rara vez loable, que no tenga delitos de sangre o de discriminación. No renegaré de la carne, jodiendo a las verduras. No cambiaré churras por merinas, ni lo entero, por disfrutar del comercio de lo light y desnatado. No diré “moro”, cuando sus tomates no sirven para el “pa amb tomàquet”. No me meteré con la inmigración sudamericana, comiendo espárragos, nominalmente navarros, porque los peruanos son peores que los de Tudela... No renegaré de lo propio, ni lo impondré como superior al resto. No renunciaré al saber, aunque la norma implique perderlo. Seré libre y feliz con mis parámetros, siempre que no perjudiquen a los del resto.
    • Ilustración: Pacific Swallow (House Swallow, Hill Swallow) Hirundo tahitica domicola Jerdon
    • Fotografía niña: Saigon - Vietnam, 1998 by Samoano. GNU Free Documentation License